Hola de nuevo,
Llevamos una semana agitadísima y veloz, y no habíamos tenido tiempo para compartiros el proyecto del que os queremos hablar hoy.
Como sabéis, la experiencia del tiempo no es universal, a pesar de los medios que tratan de homogeneizar su percepción y los sistemas capitalistas que nos urgen a aprovecharlo y explotarlo al máximo. Sobre este tema reflexionaba el programa de actividades Apuntes para un tiempo aparte en el Reina Sofía: poner el foco en los tiempos que suceden en los márgenes de lo normativo. Los tiempos microbianos, los tiempos decoloniales, los tiempos queer, que fluyen y se expanden más allá de la hora, el minuto, el segundo. De esta manera, desde junio hasta diciembre del año pasado tuvieron lugar talleres, performances, intervenciones y charlas en los que discutir, bailar y narrar otras formas posibles de tiempo.
Desde el Museo nos invitaron a crear una relatoría online de lo sucedido. Es decir, a crear un relato virtual e interactivo que recogiese las experiencias y reflexiones que tuvieron lugar a lo largo del programa. Esta propuesta nos llevó a reflexionar en torno a la cuestión del tiempo en el museo y sobre todo, en Internet.
La virtualidad y los sistemas informáticos configuran una falsa noción de “tiempo real”. La celeridad en la respuesta de las interacciones en la pantalla generan una ilusión de inmediatez donde los procesos informáticos que subyacen a cada reacción parecen desvanecerse. Con este hecho jugaba la artista Olia Lialina en su mítica obra de net.art My boyfriend came back from the war, de 1996: la lentitud de los tiempos de carga remitían a esa mediación computacional (lo mediado frente a lo inmediato), a las dificultades de la conexión humana, y a la impaciencia: la desazón de una espera que no conducirá a un final satisfactorio.
En su ensayo Time and the museum, la investigadora Jen A. Walklate expone: “[...] los museos están en deuda con el tiempo. No sólo existen en él, sino que conforman la percepción cultural que se tiene de él. Multiplican las capacidades crónicas de los objetos, proyectando su relevancia a través del tiempo y el espacio” Repensar este poder político sobre la ordenación del tiempo que propone Apuntes sobre un tiempo aparte supone así, un acto radical desde la institución museística.
Nuestra relatoría tenía que funcionar como narración polifónica, un estirar y encoger recuerdos de forma colaborativa, y un ejercicio que revelase la no-neutralidad de los relatos lineales y cronológicos.
De la línea del tiempo pasamos a imaginar una constelación cambiante creada por los clics de las usuarias. Cada clic en la pantalla dibuja un nuevo nodo de la constelación e invoca partes de textos que se usaron como referencia o que escribieron las mismas artistas del programa, y que amplían la historia de Apuntes. Llegado el momento, cualquier usuaria puede decidir eliminar la constelación y empezar de cero, insistiendo en lo impreciso de esta historia colectiva. Como esos juegos infantiles de cordel que se estiran y entrelazan dando lugar a formas infinitas, existen ahora infinitas formas de narrar lo que fue Apuntes para un tiempo aparte.
Os invitamos a entrar y formar parte de esta constelación, a “enredar el cordel” de nuevo y añadir otro camino posible para la relatoría no-cronológica de Apuntes.
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Bonus track
Diego López Bueno propone otro formato de relatoría no-lineal a través de lo audiovisual, lo podéis ver aquí y es una pasada✨.
Existe un nombre para los objetos fuera de su tiempo: los oopart, que plantean dudas sobre las cronologías de la historia (en muchas ocasiones son fraudes pero, a veces una ficción está bien)
Sobre otros modos de computación, os dejamos esoteric.codes: un portal que recopila sistemas y lenguajes de programación incomputables, inútiles o conceptuales.
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