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¡Hola!
Esta postalita que viaja en muchas direcciones la escribimos hoy desde Navarra. Ya llevamos una semana por aquí muy felices, disfrutando de sus (muchísimas) propuestas culturales (y de alguna festiva también, a ver); sobre todo ello ya os contaremos más.
Hoy os escribimos, porque el próximo sábado 5 de octubre el Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira nos ha invitado a celebrar allí el Día Europeo del Arte Rupestre. Esta invitación es muy emocionante para nosotras, pues aunque sólo vamos a participar en parte de una visita, esta oportunidad nos concede un espacio para situar algunas reflexiones que hasta ahora eran intuiciones e ideas potenciales, y que pueden por fin tomar forma, aunque sea de manera fugaz.
Desde el Museo quieren pensar en la noción de imagen a partir de las pinturas rupestres de Altamira. Reflexionar sobre su capacidad expresiva, y sobre el modo en que la imagen genera zonas de contacto entre distintas temporalidades: cuando las observamos, la pinturas nos disponen una vía de conexión con nuestros antepasados prehistóricos. Pareciese que el tiempo se materializase de una forma más contundente en ellas que en la piedra que las soporta, aún siendo estas anteriores.
El otro día una usuaria de X (Twitter) se preguntaba por la relación entre la dificultad que tiene la Inteligencia Artificial a la hora de generar imágenes de manos, y el hecho de que algunas de las primeras pinturas humanas fuesen precisamente manos. La IA es un medio de una contemporaneidad radical que, sin embargo, está íntimamente ligado a la cultura visual anterior: solo es capaz de generar imágenes partiendo de la hibridación de las imágenes previas. Los enormes conjuntos de imágenes organizados (datasets) que esta tecnología utiliza dan cuenta de la inconmensurable creación imaginal colectiva. ¿Cómo es posible que a estas alturas aún no generen imágenes realistas de manos?
En el encuentro reflexionaremos colectivamente sobre esta clase de ecos imaginales que vinculan el pasado con nuestro presente. Para ello, además de ideas halladas en X-Twitter, tomamos como referencia a artistas que han propuesto imágenes dialécticas entre lo ancestral y lo actual. Desde la misma Escuela de Altamira (que reivindicaba la pureza del arte de las cuevas), a la ya mencionada en otra postal Asunción Molinos Gordo, y pasando por Sofía Crespo (que expone ahora mismo en Altamira Perpetual Present, una exposición en torno a arte paleolítico y tecnología), son numerosas las artistas que ya han transitado y dado forma a estas reflexiones.
Las consideraciones sobre el arte rupestre y lo digital no son, en definitiva, territorios tan distantes. Si lo rupestre es lo relativo a la roca, podríamos trazar una relación entre los soportes pretéritos y los contemporáneos. La relación de la imagen digital con los chips de silicio en las que se almacenan, soporte rupestre en el que persiste el antiguo deseo que hoy las convoca: el de permanecer.
Os mandamos besos ancestrales.
¡Gracias por leer!
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Bonus track
El Ministerio de Cultura lanza un proceso participativo para colaborar en la elaboración del Plan de Derechos Culturales. Entre los ejes temáticos, hay uno de “Derechos digitales” y otro de “Mediación cultural”. ¡Echad un ojo!
El próximo 24 de octubre volveremos a Gordailua (Irún), uno de nuestros lugares favoritos, para participar en las X Jornadas Saio Irekia. Esta vez tenemos la oportunidad de moderar un coloquio sobre cultura digital con Abelardo Gil-Fournier y Urati Laboratori. Más info aquí.
Y poco después, el 28 de octubre, las amigas de Hamaca y Locus nos invitan a participar en Escuelita para Boomers, con un taller sobre Navegar el virus. Será en el Centro Municipal de Salud Comunitaria de Puente de Vallecas, ¡venid!


